Durante los últimos años se configuró un escenario que brinda la posibilidad de acercarse a un futuro menos incierto en Colombia, al confluir coyunturas que desatadas positivamente significarán un salto cualitativo en su historia reciente. Los diagnósticos apuntan a la deficiente estructuración del campo colombiano es una de las condiciones principales que prolongan escenarios de conflicto social, ya que es generadora de grandes desequilibrios sociales. Mientras no se dé una solución integral a los problemas que hoy comporta el mundo rural colombiano, será imposible reconstruir su tejido social y mantener territorios en paz. Las soluciones más integrales para diferentes problemáticas están dadas en torno a cinco componentes de configuración económica, que deben mantenerse en condiciones de permanencia y sostenibilidad: a) regulación del consumo; b) asociatividad; c) redes y cadenas productivas; d) acompañamiento técnico para la sostenibilidad empresarial; e) garantía de mercados. A la situación estructural se agrega que el mundo rural colombiano debe asumir nuevas funciones, más allá de las tradicionales. Y en estos propósitos, el cooperativismo como propuesta socioeconómica resulta ser una de las alternativas más viables para el país.